La industria turística de Hong Kong ha sido durante mucho tiempo un motor del crecimiento económico de la ciudad, pero también ha generado problemas y descontento como la sobrepoblación, el aumento de precios y la erosión de la cultura local. Ante estas presiones, Hong Kong busca ahora un crecimiento sostenible para satisfacer las necesidades tanto de visitantes como de residentes. Al pasar del turismo de masas a experiencias de mayor calidad e integrarse con la cultura local, Hong Kong prevé revitalizar la industria turística y proteger su carácter único, a la vez que desarrolla la economía y las comunidades.
Entre 2012 y 2018, Hong Kong experimentó un importante auge turístico que impulsó un rápido crecimiento en diversos sectores. Ocean Park, por ejemplo, funcionó a plena capacidad, y el MTR solía estar repleto de viajeros con maletas, lo que reflejaba el creciente atractivo de la ciudad. Los barrios locales también se transformaron para atender principalmente a los visitantes de China continental, y los negocios adaptaron sus servicios para satisfacer esta demanda.
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Sin embargo, este auge del turismo alteró la vida cotidiana. Las largas colas en panaderías y lugares públicos abarrotados se convirtieron en algo habitual, lo que generó reacciones encontradas entre los residentes. A muchos les resultó difícil ignorar los cambios en sus rutinas habituales a medida que la ciudad se volvía cada vez más dominada por el turismo. La dinámica, antes equilibrada, de la vida local comenzó a cambiar notablemente, y muchos residentes comenzaron a sentir la presión.
Hong Kong consolidó su reputación como el “paraíso de las compras” de Asia, atrayendo a más de 65 millones de visitantes en 2018, de los cuales el 78 % provenía de China continental. Esta afluencia impulsó a los negocios y a los propietarios, pero también provocó la congestión de espacios públicos y sistemas de transporte. Si bien los beneficios económicos eran evidentes, los costos sociales —como la congestión en las calles y el transporte público— comenzaron a pasar factura a los residentes locales.
El crecimiento del turismo se vio impulsado por la creciente afluencia en China continental, junto con políticas como el Plan de Visitas Individuales, que facilitó el acceso a Hong Kong a los residentes de las ciudades chinas autorizadas. Sin embargo, a pesar del auge económico, los residentes se enfrentaron al aumento de los costos, la sobrepoblación y una erosión gradual del carácter distintivo de la ciudad.
Sin embargo, para 2019, la situación comenzó a cambiar drásticamente. El malestar social, seguido de la pandemia, interrumpió los viajes internacionales y afectó gravemente al sector turístico de Hong Kong. Incluso con la reapertura de las fronteras, la recuperación de los patrones de viajes globales fue lenta debido a factores económicos y geopolíticos. La vinculación del dólar hongkonés con el dólar estadounidense debilitó la competitividad de la ciudad, haciéndola menos atractiva en comparación con otros destinos internacionales. Mientras tanto, ciudades continentales como Shenzhen comenzaron a atraer turistas que antes acudían en masa a lugares populares de Hong Kong como Ocean Park.
A medida que las ciudades continentales desarrollaban sus propias atracciones comerciales y de entretenimiento, el sector minorista de Hong Kong se enfrentó a una creciente competencia. Muchos residentes locales, desilusionados por el aumento de precios y la masificación, comenzaron a preferir viajar a Shenzhen o a recurrir a plataformas de compras en línea como Taobao. Estos cambios plantearon desafíos adicionales a la reputación de Hong Kong como un destino de compras líder.
En respuesta a estos cambios, el gobierno de Hong Kong tomó medidas para impulsar el turismo mediante la liberalización del mercado. Esto ha generado un aumento notable de visitantes de China continental, aunque la recuperación del turismo mundial ha sido lenta. Esta experiencia ha puesto de relieve los riesgos de depender de un solo grupo demográfico para impulsar el sector turístico. Si bien la ciudad se benefició económicamente, los costos sociales, como la sobrepoblación y la pérdida de su carácter cultural, se hicieron más evidentes.
Muchos otros destinos globales se han enfrentado a desafíos similares. Por ejemplo, París ha implementado estrategias para gestionar la masificación en el Louvre, mientras que Milán ha sugerido exhibir la Mona Lisa por tiempo limitado para descongestionar el espacio. Singapur, con un enfoque en el turismo basado en experiencias, ha acogido eventos exclusivos como el concierto de Taylor Swift en el Sudeste Asiático y ha desarrollado atracciones ecoturísticas como la Reserva de Vida Silvestre de Mandai. Estos ejemplos resaltan la necesidad de una gestión turística estratégica para garantizar la sostenibilidad a largo plazo y un impacto positivo en la comunidad.
En Hong Kong, el perfil del visitante también está evolucionando. La era de las compras de lujo está llegando a su fin, con viajeros más jóvenes y más preocupados por el precio que buscan experiencias únicas e inolvidables. Si bien las compras siguen siendo relevantes, ahora se trata de ofrecer productos locales y específicos del lugar que no se pueden encontrar en ningún otro lugar. Por ejemplo, eventos como las carreras Happy Wednesday en Happy Valley y los paseos por el tradicional pueblo de palafitos de Tai O están atrayendo un nuevo interés. La comida callejera en Sham Shui Po también está ganando popularidad a medida que más turistas buscan experiencias locales auténticas. Además, Chungking Mansions ofrece una visión del ambiente multicultural de Hong Kong, ofreciendo diversas gastronomías, mercados y una perspectiva única de la globalización desde la base.
El número de visitantes muestra indicios de recuperación, con un notable aumento del 18 % en visitantes no continentales entre enero y mayo. La industria de cruceros también se ha recuperado, aportando más de mil millones de dólares de Hong Kong a la economía este año. Estos indicios de recuperación indican la necesidad de una nueva estrategia centrada en la diversificación para atender a los diferentes segmentos del mercado turístico.
De cara al futuro, la estrategia turística de Hong Kong debe centrarse en el crecimiento sostenible. La ciudad debe priorizar el turismo vivencial, la participación comunitaria y la preservación de la cultura local. Será fundamental consultar con los distritos locales y las organizaciones de base para identificar las necesidades tanto de los residentes como de los visitantes.
Hong Kong está reestructurando su estrategia turística para centrarse en el crecimiento sostenible, priorizando la oferta basada en experiencias y preservando la cultura local, garantizando así tanto el desarrollo económico como la protección de su identidad única. Este enfoque aborda los desafíos de la masificación y el aumento de los costos, beneficiando a residentes y visitantes.
El turismo no es un componente importante del PIB de Hong Kong, impulsado por los fondos públicos, pero tiene un impacto crucial en la percepción global y la economía. Con una regulación adecuada, la industria turística puede proteger nuestro patrimonio cultural, impulsar nuestra economía y realzar nuestras cualidades únicas como un tesoro de China. El éxito se basará en la adopción de un nuevo modelo sólido que beneficie a todos los residentes y visitantes, superando así el retroceso a la retórica del pasado.