“Hemos vivido un infierno”, dice Mervin Yamarte, de 29 años, mientras entra en la casa de su madre, secándose las lágrimas y el sudor que le empapan el rostro.
Él es uno de los cuatro hombres del barrio Los Pescadores de la ciudad de Maracaibo, Venezuela, que fueron deportados desde Estados Unidos al Centro de Reclusión del Terrorismo (Cecot), una cárcel de máxima seguridad en El Salvador.
Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, el presidente estadounidense Donald Trump ha intentado intensificar las deportaciones de migrantes. Muchos de ellos han sido enviados a Cecot, acusados de delitos, en virtud de un acuerdo con El Salvador.
Mervin Yamarte y sus amigos -Edwuar Hernández Herrera, Andy Perozo y Ringo Rincón- pasaron cuatro meses en la famosa mega prisión antes de ser liberados en un intercambio de prisioneros el viernes pasado.
Los cuatro han contado a Mundo que durante los meses que estuvieron en cautiverio fueron sometidos a palizas y tratados “como animales”, incluso obligándolos a comer con las manos.
La se ha puesto en contacto con el gobierno salvadoreño para obtener una respuesta a las acusaciones, pero aún no ha recibido respuesta.
Su presidente, Nayib Bukele, ha negado previamente dichas acusaciones, las cuales han sido utilizadas por el gobierno venezolano para atacarlo en medio de un continuo intercambio de acusaciones. Venezuela enfrenta actualmente una investigación de la Corte Penal Internacional (CPI) por acusaciones similares a las que se le imputan a El Salvador.
Migrantes torturados en El Salvador, dice Venezuela
Como parte del acuerdo de prisioneros alcanzado por los gobiernos de Estados Unidos, Venezuela y El Salvador, un total de 252 venezolanos fueron trasladados desde Cecot a la capital venezolana, Caracas.
Los venezolanos liberados de Cecot en El Salvador la semana pasada fueron originalmente deportados de los EE. UU. bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una ley que fue escrita para permitir la deportación de individuos que no son ciudadanos estadounidenses en tiempos de guerra o invasión.
La ley fue invocada de manera controvertida a principios de este año por Trump como parte de un esfuerzo amplio para deportar a presuntos miembros de pandillas.
Las autoridades estadounidenses acusaron a los deportados de ser miembros de la banda criminal venezolana Tren de Aragua y argumentaron que estaban “llevando a cabo una guerra irregular” en Estados Unidos.
Pero los cuatro deportados que hablaron conMundo en Los Pescadores han negado cualquier vínculo con el Tren de Aragua.
Dijeron que fueron arrestados en Texas por presuntos delitos de inmigración después de ser identificados erróneamente como miembros de pandillas debido a sus tatuajes.