Ucrania: Por qué una nueva ley convirtió a Zelensky de héroe de guerra a autócrata

Lo que comenzó como un murmullo se ha convertido en una ola. En Kiev y otras ciudades de Ucrania, ciudadanos comunes y veteranos de guerra han salido a las calles, no para manifestarse contra Rusia, sino para cuestionar a su propio gobierno. Su ira se dirige a una nueva ley aprobada por el parlamento que, según ellos, socava la misma democracia que han luchado por defender.

En el centro del revuelo se encuentra una controvertida medida que otorga al fiscal general, designado por el presidente, control directo sobre dos agencias clave anticorrupción: la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO). Los manifestantes afirman que la ley socava la independencia de estos organismos de control y refuerza el control del poder de Volodymyr Zelenskyy.

Para muchos ucranianos, especialmente los soldados que regresan del frente, el sentimiento de traición es profundo.

«Nos envían a morir por la democracia. Y luego la matan en secreto», dijo un veterano envuelto en gasa, de pie, desafiante, frente a la Verjovna Rada.

El descontento ya no se limita a las calles. Funcionarios de toda Europa y de Washington están alarmados. Miles de millones de dólares en ayuda financiera de los países del G7 y de la Unión Europea (UE) están ahora en riesgo. Muchos en Bélgica han comenzado a cuestionar si Ucrania aún cumple con los requisitos para ser miembro de la UE. Algunos temen que lo que antes era una guerra para defender la democracia ahora esté allanando el camino hacia su desmantelamiento.

Una madre de Kiev, cuyo hijo sigue luchando en el este, dijo: «Rusia no pudo doblegarnos. Pero quizá nuestro propio gobierno pueda».

El presidente Zelenski intentó calmar la situación. En un discurso a la nación, defendió la nueva legislación como una corrección necesaria. Afirmó que los casos de corrupción llevaban mucho tiempo estancados y que las agencias anticorrupción se habían vuelto vulnerables a la infiltración rusa. La ley, afirmó, permitiría una mejor coordinación y rendición de cuentas.

Pero los críticos no estaban convencidos.

Los legisladores de la oposición denunciaron la ley como una apropiación de poder. Acusaron a Zelenski de usar la guerra como excusa para prolongar su mandato sin celebrar elecciones, algo que no ha ocurrido desde que estalló la guerra hace tres años.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también se hizo eco de la acusación, acusando a Zelensky de esconderse detrás de la ley marcial para evitar enfrentarse a los votantes.

Por primera vez, la NABU y la SAPO emitieron una advertencia conjunta. Afirmaron que, si se implementa la ley, su independencia se verá destruida. El jefe de la SAPO, advirtieron, se convertirá en poco más que una figura ceremonial. Anteriormente el brazo investigador más feroz de Ucrania, la NABU reportaría directamente al fiscal general, poniendo fin a su autonomía.

La comisaria de Ampliación de la UE, Marta Kos, se sumó a las preocupaciones expresadas. En una publicación pública, escribió que cualquier ataque a los organismos anticorrupción de Ucrania pondría en peligro su acceso a la UE. «Las instituciones independientes son el corazón de la democracia. Socavarlas no es solo un paso atrás, sino un desvío del camino», escribió.

Mientras tanto, la guerra con Rusia continúa. Pero otro conflicto se ha abierto dentro de las propias instituciones ucranianas: una batalla por el tipo de nación que quedará en pie cuando termine la guerra.

Los carteles en la capital hablan ahora más fuerte que cualquier discurso: “No en nuestro nombre”.