LA HABANA (AP) — Cada tarde, Nélida Pérez, de 81 años, comienza su familiar caminata por las calles adoquinadas de la Habana Vieja , seguida de cerca por una procesión de gatos hambrientos.
Durante años, Pérez se ha encargado de alimentar a algunos de los gatos callejeros que deambulan por esta zona de la ciudad, que también es uno de los lugares turísticos más populares de la capital cubana. Antes dependía de sus propias donaciones de comida o de restaurantes, pero a medida que la situación económica de la isla empeoraba y el turismo decaía, se ha vuelto cada vez más difícil mantenerlos.
“Nunca en mi vida le he pedido a nadie un plato de comida para mis gatos”, declaró Pérez a The Associated Press. “Ahora me veo en dificultades porque no hay turismo y hay una crisis económica”.
Desde 2020, Cuba ha enfrentado una crisis económica que se ha agravado, impulsada por los cierres por la COVID-19, sanciones estadounidenses más estrictas y una reforma monetaria interna que desencadenó inflación.
Aunque el gobierno proporciona vacunas, esterilización y algunas clínicas gratuitas, no tiene los medios para dar refugio y alimento a los perros y gatos callejeros. Si bien no hay datos oficiales disponibles, los activistas afirman que muchos amantes de las mascotas han convertido sus hogares, incluso pequeños apartamentos, en refugios, pero les cuesta satisfacer la demanda y brindarles la atención adecuada.
“La calle los va a matar”, dijo Bárbara Iglesias, una farmacéutica de 51 años que adoptó cinco perros y ha rescatado y encontrado hogar para una docena más. Iglesias explicó que lo más difícil es conseguir comida. Una bolsa de 20 kilos (44 libras) de alimento para perros, que le dura a un perro unos 45 días, cuesta alrededor de $80, una cantidad inalcanzable para la mayoría. Esto obliga a la gente a alimentar a los animales con vísceras de cerdo (vísceras), partes de pollo o carne picada, que tampoco son fáciles de conseguir.
Además de eso, las vacunas anuales cuestan alrededor de 20 dólares y una visita al veterinario otros 10 dólares, todo mientras que el salario mensual promedio en la isla es de sólo unos 12 dólares.
Los expertos aseguran que el abandono de animales en Cuba es resultado de varios factores, entre ellos el aumento de los precios de los alimentos y los medicamentos, la migración de cientos de miles de cubanos en los últimos cinco años y una alta tasa de mortalidad entre los adultos mayores.
“La gente está más centrada en sus problemas, que son numerosos: los cubanos no tienen agua, no tienen electricidad y conseguir alimentos se hace cada vez más difícil”, dijo Annelie González, una de las líderes del Proyecto Aldameros, una colonia de gatos ubicada en un parque del centro histórico de La Habana.
“Tener un animal a tu cuidado implica alimentarlo y cuidarlo”, dijo González, de 36 años, quien trabaja como gerente de un restaurante y gasta gran parte de sus ingresos en los gatos.
Ella y un pequeño grupo de voluntarios comenzaron a alimentar a 15 gatos en el Parque Aldameros al comienzo de la pandemia. Hoy, cuidan a más de 150. Con el paso de los años, gracias a su propio esfuerzo y a algunas donaciones, lograron instalar bombas de agua, corrales para casos especiales y jaulas para los gatitos.