GINEBRA (AP) — Tras semanas de trabajo con funcionarios estadounidenses para intentar evitar la imposición de fuertes aranceles a los productos suizos, los negociadores suizos recibieron garantías de que el acuerdo estaba prácticamente cerrado. Las empresas suizas se comprometieron a invertir decenas de miles de millones de dólares en Estados Unidos en los próximos años.
Aun así, el presidente Donald Trump rechazó cualquier acuerdo especial. Ahora se está gestando una turbulencia antes del jueves, fecha límite para la entrada en vigor del enorme arancel del 39% sobre los productos suizos, anunciado la semana pasada.
La presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, y otros altos funcionarios viajaron a Washington el martes para intentar convencer a Trump de que la medida —una de las más importantes de la administración Trump— era demasiado y podría reducir las ganancias de famosas industrias suizas como la del chocolate y la relojería.
La nueva tasa es más de dos veces y media más alta que la aplicable a los bienes de la Unión Europea exportados a Estados Unidos y casi cuatro veces más alta que la aplicable a las exportaciones británicas a Estados Unidos, lo que plantea dudas sobre la capacidad de Suiza de competir con el bloque de 27 miembros con el que limita.
Según los anuncios estadounidenses del viernes pasado, los derechos de exportación impuestos a las empresas suizas sólo serán superados por los de las empresas de Laos, Myanmar y Siria, que se enfrentan a tasas del 40-41%.
Una historia de advertencia
El caso de Suiza es una lección sobre qué hacer y qué no hacer al hacer negocios con Trump. La idea es que, si un país rico con poder económico, que destaca en tecnología, productos farmacéuticos y finanzas, no puede convencer al presidente estadounidense de que reduzca los altos aranceles, ¿quién podrá?
El propio Trump parece estar centrado en una única cifra elevada: el superávit comercial de bienes de Suiza con Estados Unidos.
En una entrevista con CNBC el martes, Trump aludió a una llamada reciente que tuvo con Keller-Sutter, diciendo que “la mujer era amable, pero no quería escuchar” y que él le había dicho: “Tenemos un déficit de 41 mil millones de dólares con usted, señora”.
No quedó claro de inmediato de dónde provino esa cifra de 41 000 millones de dólares. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, el año pasado Estados Unidos registró un desequilibrio comercial de 38 300 millones de dólares en bienes con Suiza. Esta cifra excluye las exportaciones de servicios.
Keller-Sutter, quien también se desempeña como ministra de finanzas de Suiza, ha enfrentado críticas en los medios suizos por la llamada de última hora con Trump antes de que expirara la fecha límite estadounidense sobre aranceles el 1 de agosto, lo que algunos dicen que pareció empeorar las cosas.
Un movimiento sorpresa
El tipo impositivo del 39% es incluso superior al 31% aplicado a los productos suizos, anunciado el Día de la Liberación de Trump a principios de abril, antes de que Suiza comenzara a negociar con las autoridades estadounidenses. La nueva cifra sorprendió a muchos líderes empresariales suizos.
“Es difícil negociar cuando se trata con alguien tan impredecible como Donald Trump”, dijo Ivan Slatkine, director de la Federación de Empresas de Romandía, que agrupa a las empresas de la parte francófona de Suiza.
“Tuvimos un gobierno (suizo) que dio la impresión de que el acuerdo estaba cerrado, solo esperaba la firma del presidente”, declaró Slatkine a The Associated Press por teléfono. “Tenemos la impresión de que nos castigaron, pero no sabemos por qué”.
Estados Unidos es el segundo socio comercial más importante de Suiza después de la UE, que prácticamente rodea al país alpino de más de 9 millones de habitantes.
El gobierno suizo indicó que el viaje del martes tenía como objetivo “facilitar reuniones con las autoridades estadounidenses a corto plazo y mantener conversaciones con vistas a mejorar la situación arancelaria para Suiza”.
Los funcionarios suizos han argumentado que los productos estadounidenses enfrentan aranceles prácticamente nulos en Suiza, y el gobierno suizo dice que el rico país alpino es el sexto mayor inversor extranjero en Estados Unidos y el principal inversor en investigación y desarrollo.
La poderosa industria farmacéutica de Suiza, que prometió decenas de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos en los últimos meses en medio de las preocupaciones arancelarias, está exenta de la tasa del 39%.
Pero Slatkine dijo que el alto nivel de aranceles podría tener como objetivo enviar a las grandes farmacéuticas suizas, personificadas por Roche y Novartis, un mensaje de que también podrían verse bajo presión.
La postura suiza
El viaje se produce un día después de que el poder ejecutivo de Suiza, el Consejo Federal, celebrara una reunión extraordinaria y dijera que estaba “interesado en continuar las conversaciones con Estados Unidos sobre la situación arancelaria”, según un comunicado del gobierno.
Tras consultar con empresas suizas, el consejo dijo que había desarrollado “nuevos enfoques para sus discusiones” con funcionarios estadounidenses y que esperaba continuar las negociaciones.
“Suiza entra en esta nueva fase dispuesta a presentar una oferta más atractiva, teniendo en cuenta las preocupaciones de Estados Unidos y buscando aliviar la situación arancelaria actual”, afirmó el consejo.
Según cifras publicadas por la Embajada de Suiza en Washington, desde 2021 Estados Unidos es el principal mercado de exportación de bienes de Suiza, mientras que Suiza es el cuarto mercado de exportación más importante de servicios estadounidenses (no de bienes).
El volumen del comercio bilateral de bienes y servicios entre Suiza y Estados Unidos alcanzó un total de 185.900 millones de dólares en 2023, según afirma la embajada en su sitio web.