El director de ‘El Señor de los Anillos’ apoya un plan de desextinción con un futuro lejano, protagonizado por el moa perdido de Nueva Zelanda

El cineasta Peter Jackson posee una de las mayores colecciones privadas de huesos de un ave extinta de Nueva Zelanda llamada moa. Su fascinación por esta ave no voladora, similar al avestruz, ha dado lugar a una inusual colaboración con una empresa de biotecnología conocida por sus ambiciosos y controvertidos planes para recuperar especies extintas.

El martes, Colossal Biosciences anunció un proyecto para modificar genéticamente aves vivas que se asemejen al extinto moa gigante de la Isla Sur, que llegó a medir 3,6 metros (12 pies) de altura, con una financiación de 15 millones de dólares de Jackson y su socio Fran Walsh. La colaboración también incluye al Centro de Investigación Ngāi Tahu, con sede en Nueva Zelanda.

“El cine es mi trabajo diario, y el moa es mi pasatiempo favorito”, dijo Jackson. “Todos los escolares neozelandeses sienten fascinación por el moa”.

Científicos externos afirman que la idea de recuperar especies extintas en el paisaje moderno es probablemente imposible, aunque podría ser factible modificar los genes de animales vivos para que tengan rasgos físicos similares. Los científicos tienen opiniones encontradas sobre si esto será útil, y a algunos les preocupa que centrarse en las criaturas extintas pueda distraer la atención de la protección de las especies que aún existen.

El moa habitó Nueva Zelanda durante 4.000 años hasta su extinción hace unos 600 años, principalmente debido a la caza excesiva. Un gran esqueleto traído a Inglaterra en el siglo XIX, ahora expuesto en el Museo de Yorkshire, despertó el interés internacional por esta ave de cuello largo.