BERLÍN — Alemania sabe que los estadounidenses no se quedarán para siempre. Ahora intenta asegurarse de que no se vayan demasiado pronto.
Durante décadas, la presencia militar estadounidense en suelo alemán ha sido la columna vertebral de las operaciones globales de Estados Unidos y un pilar de la defensa europea. Pero mientras Washington se prepara para reevaluar la ubicación de sus tropas, los funcionarios en Berlín tienen cada vez más dudas sobre sus implicaciones para ellos.
El ministro de Defensa, Boris Pistorius, viajó a Washington el lunes para asegurarse de que Alemania se mantenga informada. Tras reunirse con el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, dejó claro que Berlín espera un cambio en la postura estadounidense.
“Comencé a señalar hace dos años que, con el tiempo, quedaría claro que los estadounidenses acabarían haciendo menos”, declaró Pistorius a la prensa tras su reunión. “Por ahora, en Europa hemos podido contar con que harían más. Pero debemos reconocer que tienen sus propios intereses: en el Indopacífico y en la seguridad de las rutas comerciales marítimas”.
Lo que falta es claridad sobre el verdadero significado de “menos”. Los funcionarios alemanes afirman que aspiran a participar en los esfuerzos de coordinación. Sin embargo, no han recibido ningún compromiso firme sobre lo que Estados Unidos planea hacer ni cuándo.
Los aliados de la OTAN también están preocupados, y el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker, intentó calmar los ánimos el jueves. En declaraciones a la prensa en la sede de la OTAN en Bruselas, afirmó que mantiene conversaciones diarias con nuestros aliados sobre ese proceso.
“Hemos acordado que no habrá sorpresas ni lagunas en el marco estratégico de Europa”, añadió.
Berlín se prepara para una retirada estadounidense
En el centro de estos debates se encuentra la Revisión de la Postura de la Fuerza Global, una amplia reevaluación liderada por el Pentágono de los despliegues militares estadounidenses en todo el mundo.
Su objetivo es adaptar las fuerzas estadounidenses a las cambiantes prioridades globales, especialmente la creciente tensión en el Indopacífico y la presión para reducir el gasto exterior de EE. UU. Se espera que el informe final se publique en septiembre.
Para Europa, eso podría significar menos tropas estadounidenses en el continente. En febrero, Hegseth se reunió con su homólogo polaco y lo dijo sin rodeos : «Ahora es el momento de invertir [en sus ejércitos], porque no pueden dar por sentado que la presencia estadounidense durará para siempre».
El gobierno alemán, más que la mayoría, tiene motivos para tomar en serio esa advertencia.
Alemania alberga, con diferencia, más tropas estadounidenses que cualquier otro país europeo, con unos 35.000 militares estadounidenses estacionados en unos 35 municipios . Entre ellos se encuentran la base aérea de Ramstein, un centro neurálgico para las operaciones aéreas y las comunicaciones por satélite de EE. UU.; Grafenwöhr, que, según el ejército, es la mayor zona de entrenamiento del Ejército estadounidense fuera de Estados Unidos (donde, según se informa, el propio Hegseth estuvo destinado temporalmente como soldado) y un cuartel general clave para el personal militar.