La decisión del gobierno de Trump de imponer un arancel del 17% a los tomates frescos importados de México ha creado un dilema para el país que provee más tomates a los consumidores estadounidenses que cualquier otro.
El impuesto a las importaciones, que entró en vigor el 14 de julio, es solo la última medida proteccionista de una administración que ha amenazado a decenas de países con aranceles, incluyendo a su socio comercial clave, México. Esto ocurre mientras el gobierno mexicano intenta negociar también su salida de un arancel general del 30%, cuya entrada en vigor está prevista para el 1 de agosto.
Si bien los impactos del arancel al tomate aún están en sus inicios, un importante productor y exportador del centro de México muestra cómo un arancel dirigido a un solo producto puede desestabilizar el sector.
Sobrevivir en tiempos de incertidumbre
Las plantas de tomates verdes se extienden hacia arriba fila tras fila en amplios invernaderos de alta tecnología que cubren casi seis acres en el estado central de Querétaro, uno de los 10 principales estados productores de tomates en México.
Con clima controlado y libre de plagas, los invernaderos de Veggie Prime en Ajuchitlán envían unas 100 toneladas de tomates frescos cada semana a Mastronardi Produce. La empresa canadiense es la distribuidora líder de tomates frescos en Estados Unidos, con clientes como Costco y Walmart.
Moisés Atri, director de exportaciones de Veggie Prime, afirma que llevan 13 años exportando tomates a Estados Unidos y que su considerable inversión y el coste de producción no les permiten realizar cambios inmediatos. Además, tienen la obligación contractual de vender toda su producción a Mastronardi hasta 2026.
“Ninguno de nosotros (los productores) puede permitírselo”, dijo Atri. “Tenemos que contactar a nuestro cliente para ajustar los precios porque estamos lejos de obtener ese tipo de ganancias”.
Durante la primera semana de vigencia de la tarifa, Veggie Prime asumió la totalidad del cargo. En la segunda, su parte del nuevo costo disminuyó cuando su cliente aceptó aumentar el precio de sus tomates un 10%. Atri, de 56 años, espera que Mastronardi finalmente traslade todo el costo de la tarifa a sus clientes minoristas.