Gran Bretaña y Australia se apresuran a demostrarle a Trump que se toman en serio el AUKUS

LONDRES — Si hablamos de demostraciones de amistad, pocas son más contundentes que éstas.

El HMS Prince of Wales, un portaaviones de la clase Queen Elizabeth que pesa 65.000 toneladas, atracó en Darwin, Australia, esta semana, antes de una reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Gran Bretaña y Australia.

Esta exhibición de pompa militar tiene un propósito claro, ya que Gran Bretaña y Australia buscan demostrar su compromiso incondicional con el programa AUKUS, una iniciativa trilateral con Estados Unidos destinada a protegerse de la creciente influencia de China.

En virtud de un acuerdo multimillonario alcanzado entre los tres países en 2021, desarrollarán conjuntamente submarinos de propulsión nuclear y producirán nuevas armas transformadoras.

Pero la asociación sufrió un sacudón cuando el jefe de políticas del Pentágono, Elbridge Colby, quien ha sido crítico de AUKUS en el pasado, lanzó una revisión sorpresa de todo el tratado esta primavera.

Si bien la cumbre entre los ministros británico y australiano se celebra todos los años, no hay duda de que se la utiliza para tranquilizar a Estados Unidos en un momento especialmente delicado.

Un diplomático australiano, al que se le concedió el anonimato para poder hablar de asuntos delicados, dijo que “definitivamente se discutirá cómo manejar [las implicaciones de la revisión de Colby]”.

América primero
El inicio de una revisión en EE.UU. en un principio generó temores sobre el futuro de AUKUS, ya que Colby ha expresado escepticismo sobre el valor del programa.

Sin embargo, el primer ministro británico, Keir Starmer, dijo en una aparición de prensa con Donald Trump en la reciente cumbre del G7 en Canadá que “estamos procediendo” con AUKUS, con el acuerdo del presidente estadounidense.

Adam Kozloski, miembro senior del centro de estudios Atlantic Council, con sede en Estados Unidos, dijo que si bien los informes sobre la desaparición de la asociación habían sido exagerados, no obstante había un claro cambio en las prioridades de Washington.

“Cada iniciativa que heredó la administración Trump está siendo analizada para asegurar que se ajuste al enfoque de ‘Estados Unidos primero’ que defienden”, dijo.

Desde que asumió el cargo, Trump ha desviado firmemente la mirada de Estados Unidos desde Europa hacia el Indopacífico, y ahora quiere saber qué diferencia significativa pueden hacer sus socios de AUKUS en ese esfuerzo.

Por lo tanto, el largo viaje del Secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, y del Secretario de Relaciones Exteriores, David Lammy, parece diseñado al menos en parte para subrayar su voluntad de dar un paso adelante, y se produce justo antes de una reunión esperada entre Trump y Starmer.

En declaraciones publicadas antes de la visita, Healey dijo: “AUKUS es una de las asociaciones de defensa más importantes de Gran Bretaña, que fortalece la seguridad global al tiempo que impulsa el crecimiento interno”.

Sobre maniobras
Los dos países firmarán un nuevo tratado bilateral que respalda sus respectivos programas de submarinos, mientras que el Carrier Strike Group del Ejército británico participará en el mayor ejercicio militar que Australia haya organizado jamás, según el Ministerio de Defensa del Reino Unido.

El Reino Unido y Australia también buscarán demostrar avances en el “Pilar II” de AUKUS, que compromete a los aliados a colaborar en capacidades avanzadas como misiles hipersónicos de largo alcance, robótica submarina e inteligencia artificial.

Sophia Gaston, investigadora principal del King’s College de Londres, dijo que Gran Bretaña y Australia estaban “trabajando en estrecha colaboración para demostrar cómo AUKUS ofrece un valor tangible”, lo que “significa avanzar a un ritmo más rápido y más ambicioso en la entrega, particularmente en el Pilar II”.

El único problema es que este elemento del acuerdo parece ser el que menos preocupa a Colby.

La revisión, que está en curso, se centra en el plan de que Estados Unidos venda tres submarinos nucleares de clase Virginia a Australia en la década de 2030, antes de que lleguen sus propios submarinos AUKUS en la década de 2040.

A Colby le preocupa principalmente cómo Australia utilizará realmente esos submarinos, que serán retirados de la flota estadounidense, y cómo apoyarán los intereses estadounidenses, particularmente con respecto a la defensa de Taiwán en caso de una invasión china, según una persona informada sobre la revisión que solicitó el anonimato para discutir el asunto.

Colby está menos preocupado por algunos de los programas de desarrollo tecnológico conjunto que conforman el Pilar II del acuerdo, dijo la misma persona.

A pesar del elaborado despliegue de destreza militar del Reino Unido, a Londres le resultará difícil convencer a Washington de que es capaz de desplegar el tipo de poder duro que Estados Unidos realmente busca en la región.

“¿Qué probabilidades hay de que estas fuerzas estén en la región y sean capaces de ayudar si algo llegara a ocurrir en Taiwán o en el Mar de China Meridional?”, preguntó Kozloski, quien señaló que se necesitaron meses de planificación para que las fuerzas británicas llegaran a las costas australianas.

Del lado australiano, se informa que Estados Unidos ha pedido a Canberra que explique cómo reaccionará si Estados Unidos y China entran en guerra por Taiwán, lo que llevó al ministro de Industria de Defensa, Pat Conroy, a afirmar que no comprometerían tropas por adelantado .

Con este panorama, el viaje épico realizado por el HMS Prince of Wales empieza a parecer la parte fácil.