Víctor Salas ha hablado tanto la última semana que tiene la boca seca. Pide agua para seguir contando su peculiar historia. Desde el lunes, ha concedido innumerables entrevistas en Madrid a medios nacionales e internacionales para advertir de un “grave error”. El hombre que intentó asesinarlo en 2016, Dahud Hanid Ortiz, fue repatriado por Estados Unidos desde Venezuela el viernes 18 de julio y quedó en libertad. Fue este superviviente quien dio la noticia a la prensa española tras recibir una alerta policial.
Ahora, el abogado de 45 años se pregunta más que nadie por el paradero del asesino. Se desconoce adónde fue Ortiz tras ser liberado al llegar a San Antonio, Texas , junto con nueve presos políticos recluidos en cárceles venezolanas. Algunos medios de comunicación han informado que viajó a Orlando, Florida. Ortiz cumplía una condena de 30 años de prisión en una cárcel de Caracas por el asesinato de tres personas en la capital española, pero solo ha pasado seis años, nueve meses y diez días tras las rejas.
Salas entró en la sede de EL PAÍS el jueves con aspecto exhausto. Comentó que había pasado la noche anterior estudiando la jurisprudencia estadounidense para averiguar si había alguna manera de que ese país cumpliera una sentencia dictada en Venezuela por un delito cometido por un ciudadano estadounidense en España. Es un caos legal. «Esto es muy complejo, pero no puede quedarse así», dijo el abogado, quien se mudó a la capital española desde su Perú natal en 2008. Estaba más indignado que asustado. Se siente en deuda con las familias de los fallecidos, dos empleados de su oficina de Madrid y un cliente al que el asesino confundió con él: «No es justo que la política prevalezca sobre los derechos de las víctimas».
Hasta el momento no se ha sabido nada de otra persona amenazada por el asesino: Irina Treppel, residente en Alemania y esposa de Ortiz. Inició una relación con el abogado madrileño, lo que desató la ira del asesino. Colaboró con investigadores españoles para descubrir la verdad y, durante los meses siguientes, recibió mensajes que la aterrorizaron.
¿Tienen ambos motivos para temer? Han transcurrido nueve años desde los hechos, tiempo suficiente para que se calmaran los ánimos, pero las pruebas reunidas contra Ortiz por investigadores españoles sugieren que este exmarine estadounidense de 54 años es muy peligroso. Regresó de la guerra de Irak con daños psicológicos y es un asesino profesional, capaz de asesinar a tres personas y huir sin ser
Las autoridades españolas y alemanas no han revelado si han emitido una alerta en caso de que Ortiz intente entrar en territorio europeo. Pero además de ese peligro potencial, el caso también plantea dudas sobre si España debería exigir algún tipo de castigo proporcionado por este atroz delito cometido en su propio territorio.
La víctima equivocada
La tarde del lunes 20 de junio de 2016, Ortiz se subió a un coche en la pequeña ciudad de Wurzburgo, Alemania, para recorrer 2000 km (1242 millas) hasta Madrid. Sentado al volante de un viejo Volkswagen Golf plateado, se sentía consumido por los celos. Su esposa había iniciado una relación con un abogado residente en España en abril. Su objetivo era matarlo.