TOKIO: En un viaje reciente a Taiwán, recurrí a ChatGPT para pedir recomendaciones de los mejores fideos con carne de mi zona, con el pedido muy específico de que la tienda debía aceptar tarjetas de crédito, ya que me estaba quedando sin moneda local.
El chatbot me recomendó de inmediato un lugar a un paso, con uno de los tendones de res más deliciosos y fáciles de derretir que he probado en mi vida. Me alegré de ser el único extranjero en aquel local sencillo y sin aire acondicionado, donde vivía un gato gordo y naranja que dormía la siesta bajo uno de los taburetes metálicos. Pero después de comer, entré en pánico cuando la impaciente mujer detrás del mostrador tuvo que apartar los dumplings que estaba doblando para intentar decirme en inglés que solo se aceptaba efectivo.
Incluso una rápida búsqueda en Google del agujero en la pared me habría salvado de este destino, y me sentí tonto por confiar ciegamente en los resultados de la IA.
Hablando con otros viajeros, me di cuenta de que tenía suerte de que el restaurante existiera y escuché historias de herramientas de inteligencia artificial que enviaban turistas confundidos a lugares que estaban cerrados o que ni siquiera eran reales.
Aun así, la herramienta me resultó increíblemente útil al explorar una ciudad extranjera, usándola no solo para encontrar sitios para comer, sino también para traducir menús y letreros, así como para comunicarme con la gente local por voz. Me pareció el truco definitivo para viajar por Asia.
LOS MISMOS LUGARES TURÍSTICOS
De vuelta en Tokio, donde la debilidad del yen ha convertido a Japón en un destino predilecto para viajeros internacionales, decidí probar varias plataformas de IA. Pedí a DeepSeek, ChatGPT y la herramienta de agencia Manus que crearan itinerarios para alguien que visitara la ciudad o Japón por primera vez.
Los resultados fueron abundantes e impresionantes, pero en su mayoría mostraban los mismos lugares turísticos que encontrarías en la parte superior de sitios como Tripadvisor.
Algunas recomendaciones también estaban un poco anticuadas; ChatGPT recomendó alojarse en una posada tradicional que lleva cerrada más de un año. Incluso mi solicitud de lugares más apartados me llevó a zonas que evito especialmente en hora punta, como Shimokitazawa, por las multitudes de turistas.
Los resultados eran lógicos, ya que estas herramientas combinan datos extraídos de internet. Esto evita que los viajeros tengan que navegar por cientos de sitios web y crear su propio itinerario.
Pero confiar en esta tecnología también conlleva el riesgo de una mayor homogeneización de los viajes.