Carrera armamentista de IA: Estados Unidos y China utilizan drones, código y biotecnología como armas para la próxima gran guerra

Desde enjambres de drones hasta soldados editados genéticamente, Estados Unidos y China están compitiendo para integrar inteligencia artificial en casi todas las facetas de sus máquinas de guerra, y un potencial conflicto por Taiwán puede ser la primera prueba real del mundo de quién tiene la ventaja tecnológica.

Durante milenios, la victoria en la guerra se determinaba por la fuerza de combate, la potencia de fuego y la determinación de los comandantes en el campo de batalla. Sin embargo, en esta revolución tecnológica en curso, los algoritmos y la autonomía podrían ser más importantes que las armas convencionales.

“La guerra se reducirá a quién tenga la mejor IA”, dijo Arnie Bellini, empresario tecnológico e inversor en defensa, en una entrevista con.

Los estrategas estadounidenses consideran ahora a Taiwán como el probable foco de un conflicto entre grandes potencias del siglo XXI. Aunque Estados Unidos no se alía formalmente con Taiwán, ha armado constantemente a la isla y ha reorientado sus fuerzas para centrarse en el Indopacífico.

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El Pentágono está respondiendo con urgencia, y en ninguna parte esa transformación es más visible que en la profunda reforma de la inteligencia artificial del Ejército de Estados Unidos .

El Ejército apuesta todo: inversión de 36.000 millones de dólares en IA
Bajo el liderazgo del Secretario de Defensa, Pete Hegseth, el Ejército ha lanzado una iniciativa de modernización de 36 mil millones de dólares destinada directamente a contrarrestar a China en el Indo-Pacífico.

Para 2026, cada una de sus 10 divisiones de combate activas estará equipada con aproximadamente 1.000 drones , lo que cambiará drásticamente el campo de batalla de los helicópteros tripulados a los sistemas autónomos.

Los líderes del Ejército destacan que las armas antiguas y los retrasos burocráticos son incompatibles con la guerra futura. El nuevo impulso incluye mando y control asistido por IA, pruebas reales en condiciones difíciles en lugares como Filipinas y un modelo de retroalimentación rápida para mantener la doctrina actualizada.

Detener las guerras antes de que comiencen: Fusión de ciberseguridad e IA
Más allá del hardware, la IA podría ser la herramienta más eficaz para la prevención. Bellini cree que el ciberespionaje estadounidense, combinado con la IA, podría tener un impacto preventivo. «Estados Unidos es el mejor en ciberespionaje y ciberguerra… una vez que se combina eso con la IA, se puede detener una guerra incluso antes de que ocurra».

Esto podría implicar infiltrarse en los sistemas navales chinos a través de herramientas de inteligencia artificial cibernética y neutralizar las amenazas antes de que los barcos zarpen.

La biotecnología en el campo de batalla: de los médicos a la edición genética
La IA no se limita a las máquinas, sino que también está transformando la biología. El ejército estadounidense está explorando la atención traumatológica basada en IA, la sangre sintética y la medicina regenerativa para salvar vidas.

Sin embargo, China podría estar yendo más allá. «China ha sido uno de los países más avanzados en el uso de la biotecnología en sus fuerzas armadas», declaró el estratega de defensa Jack Burnham. «En los hospitales militares, se está realizando una importante investigación sobre edición genética… parte de esta podría ser de doble uso».

Los informes de los jefes de inteligencia y del ex DNI John Ratcliffe sugieren que China puede estar experimentando con soldados editados genéticamente, lo que genera alarmas sobre la zona gris ética de la integración de la IA y la biotecnología.

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¿Los robots lucharán en batallas?
«El futuro de la guerra no será con personas», predijo Bellini. «Serán robots. Serán drones. Y lo importante es la sincronización».

Tesla está desarrollando su robot “Optimus”, señaló, completo con un “cerebro” optimizado por IA para completar tareas que son “peligrosas, repetitivas y aburridas” en almacenes, hogares e incluso instalaciones peligrosas como plantas nucleares.

El director ejecutivo Elon Musk se ha pronunciado en contra del uso de Optimus como un “robot asesino”, pero aún así, los adversarios extranjeros se preocupan por el potencial uso dual.

China ha impuesto restricciones a la exportación de imanes de tierras raras necesarios para los actuadores Optimus, solicitando específicamente garantías de que las unidades no se utilizarán con fines militares.

Juegos de guerra para el conflicto del mañana
Las fuerzas estadounidenses ya están simulando este futuro en juegos de guerra mejorados con IA. Mediante estos ejercicios, los comandantes aprenden a operar al ritmo de la IA, modelando la logística, los flujos en el campo de batalla y a los adversarios a una escala sin precedentes.

“La IA es realmente buena para modelar la logística… visualizar e integrar grandes cantidades de datos… [creando] una experiencia más inmersiva a una escala mucho mayor”, dijo Burnham.

“Estos oponentes de IA son como enemigos inteligentes contra los que juegas en un juego de guerra”, explicó el Dr. Randall Hill, director ejecutivo del Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad del Sur de California. “Es importante entrenar no solo con IA, sino también sobre IA, para que los soldados sepan dónde confiar en ella y cuáles son sus límites”.

El equipo de Hill está desarrollando herramientas como PAL3, un asistente de enseñanza de IA personalizado para reclutas militares que se adapta a la velocidad de aprendizaje individual. “Se trata de ayudar tanto a humanos como a máquinas a comprender las fortalezas y debilidades de cada uno”, afirmó.

Preocupaciones éticas: ¿Quién mantiene a un ser humano informado?
Estados Unidos insiste en la intervención humana en las decisiones letales de inteligencia artificial, pero China tal vez no, advierten los expertos.

“Aquí en Estados Unidos, nos centramos en las decisiones éticas y legales en el campo de batalla… nuestros adversarios… podrían no estar tan preocupados por mantener a un ser humano al tanto”, dijo RJ Blake, exfuncionario de defensa.

Hill se hizo eco de esta preocupación, enfatizando la necesidad de que los sistemas de IA sean interpretables y sometidos a pruebas de estrés rigurosas.

“Necesitamos protocolos alineados con los valores estadounidenses”, dijo. “La IA debe ser explicable y capaz de justificar sus conclusiones, y los humanos deben reconocer cuándo esos sistemas exceden los límites de su entrenamiento”.

Una nueva era de guerra
A medida que la IA redefine la guerra —desde los sistemas cibernéticos y de mando hasta las armas autónomas y la biotecnología—, no se trata solo de construir una máquina de guerra. Es un sistema de sistemas que combina los dominios digitales, físicos y biológicos.

Si Pekín toma medidas contra Taiwán, el campo de batalla ya no se medirá en tanques o misiles, sino en algoritmos, redes y secuencias genéticas.