La residencia de 30 shows de la superestrella mundial en su país natal y su enfoque en su cultura, música y problemas “significan todo” para los puertorriqueños en la isla y en Estados Unidos continental.
SAN JUAN, Puerto Rico — Durante la primera semana de la histórica residencia de Bad Bunny, sus fans lucieron atuendos inspirados en la cultura folclórica puertorriqueña, incluyendo sombreros de paja conocidos como “la pava” y el tradicional atuendo jíbaro, que evoca a los puertorriqueños rurales que trabajaron en las granjas hasta el siglo XIX.
Esta elección de moda es toda una declaración de intenciones. Es coherente con el tema de su serie de 30 conciertos: “No me quiero ir de aquí”.
Los conciertos dan vida a las canciones del sexto álbum de estudio de Bad Bunny, “Debí Tirar Más Fotos”, que el artista ha calificado como su álbum “más puertorriqueño” hasta la fecha.
En él, Bad Bunny canta sobre su necesidad de quedarse en Puerto Rico y apreciar a su gente y su historia. La mayoría de las letras hablan de las realidades políticas y el legado cultural de Puerto Rico.
Y para los puertorriqueños en el territorio estadounidense, así como para quienes viven en Estados Unidos continental, el enfoque en su querido archipiélago caribeño lo es todo.
“Se siente como si estuviéramos en casa”, declaró Ivy Torres a NBC News. Ella y su esposo, Alexis, se encuentran entre las más de 600,000 personas que se espera que visiten Puerto Rico este verano para ver el espectáculo, que es la primera residencia formal que un cantante ha realizado en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, el recinto de entretenimiento bajo techo más grande de la isla, con capacidad para más de 18,000 personas.
“Es una excelente manera de reconectar con la familia, los amigos y todo lo que dejamos atrás”, dijo Alexis.
La pareja se mudó a Ohio desde Puerto Rico hace una década, durante el auge de la crisis económica en la isla. “Fue difícil”, dijo Ivy. “No queríamos dejar a nuestra familia y amigos, pero teníamos que hacerlo”.
Bad Bunny canta sobre este sentimiento en su canción “Lo que le pasó a Hawái”. La canción aborda los temores en torno a la erosión de la identidad puertorriqueña ante la afluencia de personas adineradas del continente que se han mudado allí tras la aprobación de exenciones fiscales, así como el reciente aumento de los alquileres a corto plazo que limitan las oportunidades de vivienda asequible para los residentes locales.
Nacido como Benito Antonio Martínez Ocasio, Bad Bunny alcanzó el éxito mundial cantando en español, popularizando la jerga puertorriqueña en todo el mundo y poniendo de relieve la difícil situación del pueblo puertorriqueño.
“Hace su música para Puerto Rico”
Por eso, para la puertorriqueña Verónica González, “significa todo tener a una estrella como Benito cantando para nosotros”, declaró a NBC News. “Hace su música para Puerto Rico y piensa en nosotros”.
El álbum y la residencia llevan a los fans a un viaje emocional que fusiona géneros contemporáneos como el reguetón y el dembow con ritmos tradicionales como la bomba y plena y la salsa de los años 70. En un restaurante del Viejo San Juan, el artista y pintor puertorriqueño Joabel Ortiz presenta una exposición de arte dedicada a Bad Bunny y su último álbum.
Ortiz mezcla símbolos tradicionales de la cultura puertorriqueña, como la pava, con imágenes de la superestrella, resaltando el vínculo que conecta a un fenómeno cultural actual como Bad Bunny con las raíces de Puerto Rico.
Las autoridades puertorriqueñas estiman que la residencia de Bad Bunny tendrá un impacto económico de más de $186 millones, generando más de 3,600 empleos y más de 35,000 noches de hotel.
Pero para sus fans, lo que más resuena es el enfoque de Bad Bunny en la gente y la esencia de ser puertorriqueño.
“Hemos tenido una nueva influencia en el mundo”, declaró Ortiz a NBC News. “Esa nueva influencia se trata de nuestra cultura, de las ideas que heredamos de la isla, de cómo hacemos todo, cómo hablamos, cómo amamos, cómo recordamos quiénes somos”.