Kristin Cabot: ¿Cómo logró esta estudiante de ciencias políticas conseguir un puesto destacado en el área de Recursos Humanos de Astronomer?

El nombre de Kristin Cabot ha estado dando vueltas últimamente, no por una charla TED o unas memorias reveladoras, sino por razones que es mejor no decir.

Según informes de los medios, Kristin Cabot renunció silenciosamente como directora de personal en la empresa de inteligencia artificial Astronomer, solo días después de la salida del propio director ejecutivo Andy Byron el 19 de julio. No fue una despedida dramática en LinkedIn, ninguna declaración que atrajera los titulares, solo una reorganización silenciosa y su nombre desapareció del organigrama.

Pero la verdadera curiosidad no es solo el momento. Es la historia detrás. ¿Cómo llegó un graduado en ciencias políticas de Pensilvania a dirigir el departamento de RR. HH. en una empresa de inteligencia artificial de vanguardia? El ascenso de Cabot en el mundo de las operaciones de personal de Silicon Valley no siguió la fórmula de la escuela de negocios a la sala de juntas, y eso es precisamente lo que lo hace digno de un análisis más detallado.

De la teoría política a las operaciones con personas
La trayectoria de Cabot no comenzó en un caso práctico de una escuela de negocios ni en una aceleradora de startups; empezó en el Gettysburg College, donde obtuvo una licenciatura en Ciencias Políticas. No hubo asignaturas optativas de RR. HH. ni bootcamps de programación, solo el clásico cóctel de humanidades: trabajos académicos, estructuras de poder y alguna que otra cita de Maquiavelo.
Aun así, hay algo curiosamente transferible en estudiar cómo los sistemas se mantienen (o colapsan). Mientras sus compañeros de clase posiblemente se preparaban para centros de estudios o prácticas en el Capitolio, Cabot optó por los recursos humanos, no como una opción predeterminada, sino como una estrategia profesional.

Y valió la pena. Durante las dos décadas siguientes, construyó una carrera centrada en el poco glamoroso pero esencial negocio de gestionar personas, personalidades y el caos organizacional, especialmente en empresas tecnológicas que crecen a un ritmo superior al que sus calendarios podían gestionar.

Funciones de RR.HH., pero con un toque de Silicon Valley
El currículum de Cabot en Recursos Humanos no necesita mucho embellecimiento. Ha acumulado una importante experiencia en ObserveIT, Proofpoint y, sobre todo, en Neo4j, que, para quienes no lo sepan, es una empresa de bases de datos gráficas (traducción: es tecnológica y compleja, y a los ingenieros les encanta).
En Neo4j, Cabot ayudó a expandir la empresa de 225 a más de 900 empleados, lo que equivale a criar a un grupo de niños pequeños con cafeína durante un periodo de euforia. No solo estaba allí para gestionar las hojas de cálculo de contratación, sino que tenía que construir y mantener una cultura empresarial que no se desmoronara bajo la presión del hipercrecimiento. Eso implicaba reclutar talento, calmar los nervios, apaciguar los egos y asegurarse de que, cuando la empresa triplicara su tamaño, no triplicara también sus disfunciones.

Astrónomo: Una órbita breve y calculada
En noviembre de 2024, Cabot llegó a Astronomer con grandes ambiciones y conversaciones de Slack aún más importantes. Se incorporó como directora de personal, la máxima responsable de Recursos Humanos, y permaneció allí ocho meses y medio. Fue tiempo suficiente para adaptarse, pero lo suficientemente corto como para que todos se preguntaran qué sucedía entre bastidores.
No se hicieron comentarios públicos sobre su partida. Y, fiel a su estilo, Cabot no concedió entrevistas ni publicó mensajes de despedida vagos en LinkedIn. Bastaba con un discreto cambio de titular, y se marchaba.

Constructor de cultura, gestor de crisis
Entonces, ¿qué hace realmente un Director de Personal? En el caso de Cabot, no se trataba solo de enviar encuestas o actualizar las políticas de bajas. Su carrera se ha basado en el diseño de “culturas galardonadas”, lo cual suena abstracto hasta que te das cuenta de que lo ha estado haciendo en entornos donde equipos enteros pueden agotarse antes de que el producto llegue a la fase beta.
Su trabajo se centraba menos en los beneficios de oficina y más en la gestión emocional: lidiar con fundadores que no habían dormido en una semana, desarrolladores que consideraban que RR. HH. era una palabra de cuatro letras y equipos legales que querían que todo se dijera por triplicado. Es un puesto que requiere diplomacia, crueldad y un sexto sentido para saber cuándo algo está a punto de estallar.

Y según su trayectoria, es bastante buena en todo. Cabot construyó una carrera sostenida, relevante y discretamente poderosa en el sector tecnológico sin caer en el tópico. Sin pedigrí de la Ivy League. Sin un estatus de fundadora ostentoso. Solo un ascenso constante por las trincheras de recursos humanos de empresas que crecían a un ritmo desmesurado, y que de alguna manera se mantuvieron (prácticamente) intactas.