Los nómadas digitales provocan una crisis de vivienda en la Ciudad de México

La Ciudad de México está tomando medidas audaces para abordar los crecientes problemas de la gentrificación, el alza desmesurada de los alquileres y la invasión de nómadas digitales, cuya presencia está transformando la imagen de algunos barrios de la capital. Ante el aumento vertiginoso del costo de la vivienda en muchos barrios del mundo y la desaparición de la cultura local, la alcaldesa de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha anunciado un ambicioso plan para abordar este cambio.

La iniciativa, que surgió tras las protestas masivas de los chilangos de la Ciudad de México a principios de este mes, busca promover un sector de vivienda más equitativo y sostenible. Las protestas fueron impulsadas por los residentes locales desplazados por el mayor poder adquisitivo de los extranjeros, especialmente los nómadas digitales que se apresuraron a llegar a la Ciudad de México después de la pandemia debido al bajo costo de vida y la flexibilización de las restricciones.

“Este es un asunto de justicia”, declaró el alcalde Brugada a los medios locales. “Necesitamos que la gente que vive en la Ciudad de México se quede. Se han registrado aumentos desproporcionados en las rentas, sobre todo en algunas zonas, que han sido desequilibrados, y necesitamos políticas públicas que alivien la presión”.

La propuesta de Brugada es una estrategia compleja. En primer lugar, se busca controlar el precio excesivo de los alquileres que los propietarios han estado cobrando en las zonas más gentrificadas. Además, según el plan, se publicaría una lista de propuestas de alquiler, lo que aparentemente proporcionaría un medio para garantizar que los residentes locales aún puedan permitirse alquilar. La ciudad pretende frenar la presión financiera de sus residentes, muchos de los cuales ya no pueden permitirse permanecer en su ciudad natal, mediante la implementación de normas de control de alquileres.

Abordar la gentrificación y la vivienda asequible

Para combatir los factores subyacentes que provocan estos problemas de vivienda, la administración de Brugada también se ha comprometido a construir más viviendas asequibles en toda la ciudad. Esta parte del plan se centra en los barrios más afectados por los cambios, donde el desarrollo inmobiliario a menudo ha provocado el desalojo de residentes de larga data. Barrios como la Roma, la Condesa y Polanco, desde hace tiempo accesibles a la clase trabajadora de la Ciudad de México, albergan algunos de los barrios más congestionados del mundo debido a la gentrificación, con extranjeros adinerados que buscan ambientes extranjeros de moda.

“La construcción de más viviendas asequibles preservará la naturaleza de mi barrio”, declaró Brugada. “Necesitamos asegurarnos de que la cultura de la ciudad siga protegida y que su gente pueda seguir prosperando”.

Pero el plan no termina ahí. Brugada también se centra en reducir los alquileres a corto plazo, ahora un factor clave en la crisis de vivienda de la ciudad, en plataformas como Airbnb. Ahora, turistas y nómadas digitales los reservan, lo que dificulta aún más que los residentes locales alquilen un apartamento en la ciudad, que ha experimentado un auge de alquileres a corto plazo similar al de Nueva York y París. Según la propuesta de Brugada, estas plataformas de alquiler deben regularse con mayor rigor para mantener un mejor equilibrio entre los derechos de los inquilinos y las obligaciones de los propietarios y evitar que las comunidades locales se vean desplazadas.

El problema mundial del sobreturismo

La decisión de la Ciudad de México refleja un fenómeno más amplio en ciudades de todo el mundo. Los movimientos de protesta contra la gentrificación se producen en gran parte de Europa, en España, Grecia, Portugal y Alemania, especialmente en ciudades con destinos vacacionales populares. Sin embargo, un ejército de nómadas digitales llegó en busca de bajos costos de vida, y ahora existe una gran brecha entre locales y turistas.

En México, la situación se agravó cuando el país se convirtió en un paraíso turístico tras el brote de COVID-19. Miles de otros nómadas digitales viajaron a la Ciudad de México con menos restricciones de viaje y una vida más cómoda, lo que encareció aún más los precios para los locales. La anterior alcaldesa y la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, firmaron acuerdos en 2022 con entidades como Airbnb y la UNESCO para promover el turismo, con el objetivo específico de atraer teletrabajadores. Estos acuerdos generaron nuevos ingresos en la ciudad, pero también gentrificaron barrios que habían sido asequibles durante décadas, lo que provocó que los residentes de larga duración se marcharan porque ya no podían permitirse quedarse.

Creciente resentimiento y demandas de acción

Aunque quienes somos de la Ciudad de México sufrimos el impacto de la crisis de vivienda, el resentimiento hacia los turistas extranjeros y los nómadas digitales también se ha expandido. Isabel Toporek, de 30 años y residente de la Colonia Escandón, dijo estar harta del aumento del costo de vida que, según ella, están causando los extranjeros. Aunque no se opone a los extranjeros en sí, le preocupa el costo de la vida cotidiana desde su llegada.

“No estoy enojado con los extranjeros”, dijo Toporek. “Pero, cuando el precio de la cerveza y el vino se dispara y el de todo lo demás normal sube, no puedo evitar preguntarme. Los precios en estos barrios deben mantenerse estables”.

Otros residentes, como Emiliana Rey Maza, de 16 años, han propuesto acciones más drásticas, como gravar a los turistas o crear un sistema de visas para controlar el flujo de visitantes extranjeros y aliviar la presión económica que ejercen sobre la ciudad.

“Pagamos más para que otras personas estén aquí”, dijo Maza. “Obligarlos también a contribuir, quizás mediante un impuesto o un sistema de visas, es justo. Es una cuestión de equidad”.

¿Qué sigue?: Una solución para el Wayoulouse

Aunque el plan de Brugada aún está en sus inicios, representa un cambio radical para la Ciudad de México en su lucha contra la gentrificación y la creciente crisis de vivienda. El gobierno municipal está realizando consultas exhaustivas sobre los detalles de la propuesta y solicitará la opinión de las comunidades locales, los propietarios y otras partes interesadas para fundamentar las políticas finales, según informaron.

El modelo de la Ciudad de México podría servir de modelo para otras ciudades que enfrentan los mismos problemas. La actual ola de gentrificación, impulsada en parte por el turismo y los nómadas digitales, no es algo nuevo en México, ni siquiera tan típicamente mexicano, sino que ha demostrado ser un fenómeno global más que muchas ciudades intentan absorber. De tener éxito, las políticas implementadas por el alcalde Brugada podrían servir de modelo para equilibrar las demandas de los residentes con la necesidad de mantener las ciudades accesibles y dinámicas.

Estas medidas son solo un punto de partida para la Ciudad de México. Ante el aumento de la tensión y la continuación de las protestas, quienes viven aquí esperan que las nuevas políticas generen cambios sustanciales que hagan de la ciudad un lugar donde todos puedan vivir, no solo los más adinerados. La lucha contra la gentrificación está lejos de terminar, pero por ahora, la Ciudad de México está dando algunos pasos hacia una vía más inclusiva.