23 de julio (UPI) — Paraguay debe duplicar su capacidad de generación de energía para 2030 para evitar una crisis de suministro, a medida que aumenta la demanda interna, la infraestructura envejece y crece la presión para diversificar sus fuentes de energía.
Los expertos advierten que sin una inversión urgente de al menos 5.000 millones de dólares, el país podría pasar de ser uno de los principales exportadores de energía limpia del mundo a sufrir apagones internos.
El país depende casi por completo de tres importantes represas hidroeléctricas —Itaipú, operada conjuntamente con Brasil, y Yacyretá, con Argentina— que durante décadas le han permitido vender el excedente de electricidad a sus vecinos. Sin embargo, el consumo interno está aumentando tan rápidamente que esas fuentes ya no pueden satisfacer la demanda interna.
En economías emergentes como Paraguay, cada punto porcentual del crecimiento del PIB suele conducir a un aumento proporcional -o incluso mayor- del consumo de energía, impulsado por la expansión de la actividad industrial y agrícola, un número creciente de vehículos y electrodomésticos y el continuo aumento del comercio, los servicios y la infraestructura urbana.
La economía de Paraguay ha crecido a una tasa anual promedio del 3% durante la última década, con un repunte al 4,7% en 2023 y una proyección del 4,2% en 2024. En el primer trimestre de este año, el crecimiento alcanzó el 5,9%.
ANDE, la empresa estatal de servicios públicos que supervisa todo el sistema eléctrico del país, estima que la demanda de electricidad aumentará entre un 6% y un 8% anual hasta 2030.
“Si seguimos creciendo al ritmo actual, el sistema no podrá soportarlo”, advirtió Guillermo Krauch, del Instituto Paraguayo de Profesionales del Sector Eléctrico, en una reciente reunión del Foro Nacional de Energía.
Krauch también indicó que ANDE actualmente invierte alrededor de $300 millones al año, cuando debería ser el doble solo para mantener la red en funcionamiento. Ampliar la generación requeriría $1.200 millones adicionales al año.
Víctor Giménez, asesor de proyectos especiales de la represa Yacyretá, dijo que Paraguay pasó décadas bajo una falsa sensación de seguridad energética.
“Esa época ya pasó. Hoy, las empresas vienen buscando invertir en el país, pero se van cuando se dan cuenta de que no hay suministro eléctrico garantizado para los próximos cinco años”, dijo.
Ambos expertos coincidieron en que uno de los principales obstáculos es la regulación. Una ley permite a las empresas privadas generar y vender electricidad, pero aún no se ha promulgado el marco regulatorio necesario, una brecha que sigue desalentando la inversión.
Como alternativa, los panelistas propusieron diversificar las fuentes energéticas de Paraguay.
Paraguay ya ha identificado 22 ubicaciones aptas para pequeñas centrales hidroeléctricas, cuya construcción requeriría una inversión estimada de 1.200 millones de dólares. Estas plantas podrían instalarse más cerca de los centros de consumo, reduciendo la carga en la red de transmisión.
Nicolás Foissac, consultor en energías renovables, destacó el potencial de la energía solar, especialmente en la región del Chaco, una extensa zona llana con baja densidad de población. También mencionó la biomasa y el biogás, que convierten los residuos agrícolas en electricidad.
“La verdadera soberanía energética significa utilizar lo que ya tenemos, con tecnología moderna y reglas claras”, afirmó.
Según estimaciones del Foro Nacional de Energía, Paraguay necesitará una inversión total de unos 12.000 millones de dólares entre 2025 y 2030, y hasta 12.700 millones de dólares hasta 2043.