Una bomba en la carretera dirigida contra un vehículo policial en el noroeste de Pakistán mata a dos agentes y hiere a 14.

PESHAWAR, Pakistán (AP) — Una potente bomba al costado del camino impactó el miércoles un vehículo policial en un antiguo bastión del Talibán paquistaní en el inestable noroeste de Pakistán, fronterizo con Afganistán, matando al menos a dos oficiales e hiriendo a otros 14, en su mayoría transeúntes, dijeron las autoridades.

El ataque tuvo lugar en la ciudad de Wana, en Waziristán del Sur, un distrito de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, según el jefe de la policía local, Adam Khan.

La violencia militante ha aumentado en las últimas semanas, cobrándose la vida de decenas de agentes de seguridad.

Pakistán también se prepara para una operación militar en Bajur , otro distrito del noroeste, donde los ancianos mantienen conversaciones con el gobierno y los insurgentes para evitar la violencia. Operaciones similares anteriores provocaron el desplazamiento de miles de residentes hace años.

Ningún grupo se atribuyó de inmediato la responsabilidad del ataque a la policía, pero es probable que las sospechas recaigan sobre el Talibán pakistaní, o Tehrik-e-Taliban Pakistan , conocido como TTP. El grupo ataca frecuentemente a las fuerzas de seguridad y a la población civil en toda la región.

El TTP es un aliado cercano de los talibanes afganos, que regresaron al poder en el vecino Afganistán en agosto de 2021 tras la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN después de dos décadas de guerra.

Desde entonces, muchos combatientes y líderes del TTP han encontrado refugio en Afganistán, y algunos viven abiertamente bajo el régimen talibán, un hecho que ha envalentonado al grupo en Pakistán.

Diez reclusos presentaron una demanda ante un tribunal estatal impugnando la ley firmada este año por la gobernadora republicana Sarah Huckabee Sanders. Sus partidarios la han promovido como una forma de llevar a cabo ejecuciones por primera vez en ocho años. Arkansas tiene 23 personas en el corredor de la muerte.

Arkansas no ha ejecutado a ningún recluso desde 2017, cuando el estado ejecutó a cuatro hombres antes de que caducara el medicamento utilizado en su proceso de inyección letal. Desde entonces, el estado no ha podido adquirir más medicamentos para la inyección letal debido a la oposición de los fabricantes a su uso en ejecuciones, según ha declarado la fiscalía general.