Victoria, en Canadá, se prepara para la mayor afluencia de turismo de cruceros jamás vista, con más de un millón de visitantes estimados para 2025. Mientras la ciudad se prepara para esta inundación récord, los líderes locales hablan cada vez más sobre la urgente necesidad de prepararse para un futuro más sostenible que pueda equilibrar el crecimiento económico con el impacto climático en la infraestructura, el medio ambiente y la calidad de vida de los residentes. Si bien el turismo de cruceros ha sido un pilar de la economía de Victoria, su rápida expansión tiene un lado negativo en términos de congestión vehicular, contaminación atmosférica y presión sobre barrios ya de por sí concurridos. La ciudad está considerando soluciones creativas para estos problemas, como la energía en tierra para los cruceros y un plan de dispersión de visitantes para aliviar la congestión en el centro de la ciudad. La pregunta es cómo preservar los beneficios económicos de la industria de cruceros, a la vez que se preserva el carácter y la calidad de vida de la ciudad para las generaciones futuras.
Una radiante mañana de sábado y los alrededores de una terminal de cruceros están repletos de actividad. Los autobuses que transportan turistas desde los cruceros serpentean por el centro de la ciudad mientras el tráfico avanza lentamente por las calles cercanas. Se prevé que esta escena se agite aún más en los próximos años: se estima que en 2025 llegará a la ciudad el mayor número de pasajeros de cruceros de la historia.
Para las empresas locales, este auge del turismo ofrece prometedores beneficios económicos. Sin embargo, para muchos residentes y defensores del medio ambiente, este incremento indica una creciente presión sobre la infraestructura local, la calidad del aire y la calidad de vida en general. La pregunta que muchos se plantean es si la ciudad podrá seguir el ritmo del rápido crecimiento del turismo de cruceros sin causar consecuencias a largo plazo.
Impulso económico del turismo de cruceros
En los últimos años, la ciudad ha experimentado un aumento significativo en la llegada de cruceros, con casi un millón de pasajeros tan solo el año pasado. Esta afluencia ha aportado millones de dólares a la economía local, generando cientos de empleos en sectores como la hostelería, el comercio minorista y el transporte. Cada visita de un crucero genera aproximadamente $600,000 para la economía, y el sector de cruceros aporta millones al PIB de la ciudad anualmente.
La industria turística en su conjunto es un importante motor económico, generando miles de empleos en toda la región. Este próspero sector depende en gran medida de la industria de cruceros, un pilar fundamental de la infraestructura turística de la ciudad.
Los residentes locales sienten la presión
Si bien los beneficios económicos de la industria de cruceros son innegables, muchos residentes que viven cerca de la terminal de cruceros experimentan en primera persona los impactos negativos del aumento del turismo. El flujo constante de visitantes conlleva tráfico pesado, ruido y contaminación atmosférica. En los días en que varios barcos atracan simultáneamente, el barrio se llena de miles de turistas y vehículos de transporte.
Los residentes de la zona han expresado su frustración por la interrupción de su vida cotidiana. Más de la mitad de la población local cree que el turismo de cruceros afecta negativamente su calidad de vida, especialmente durante la temporada alta. Para algunos, la breve pausa en la actividad de cruceros durante la pandemia ofreció un inusual período de paz, lo que hizo que el regreso de los barcos se sintiera aún más intrusivo.
En respuesta, las autoridades locales han implementado medidas como la reducción de los límites de velocidad y están explorando opciones para llevar energía de puerto a la terminal, lo que permitiría a los barcos apagar sus motores mientras están atracados. Sin embargo, muchos residentes piden más medidas, como limitar el número de barcos que pueden atracar cada semana e implementar días sin cruceros para dar un respiro al vecindario.
Las preocupaciones ambientales aumentan
El impacto ambiental del turismo de cruceros también ha suscitado preocupación. Los cruceros son conocidos por sus altos niveles de emisiones de carbono y contaminación hídrica. Muchos barcos vierten aguas residuales, incluyendo aguas residuales y aguas grises, al océano, lo que plantea interrogantes sobre los efectos a largo plazo en el medio marino circundante.
Grupos ambientalistas han criticado a la industria de cruceros por su falta de aplicación consistente de las normas sobre contaminación. Si bien existen algunas regulaciones, incluyendo límites a la contaminación del aire y del agua, las infracciones siguen siendo frecuentes. La falta de suministro eléctrico en la terminal de cruceros de la ciudad obliga a los barcos a mantener sus motores en marcha mientras están atracados, lo que libera gases de escape al aire y contribuye aún más a la contaminación en la zona.
Se prevé instalar infraestructura de energía terrestre en la terminal para finales de la década, una medida que podría reducir significativamente las emisiones y mejorar la calidad del aire. Sin embargo, los defensores del medio ambiente argumentan que este plazo es demasiado lento dada la urgencia de abordar el cambio climático.
Esfuerzos para gestionar el crecimiento del turismo
Para mitigar la creciente presión sobre la infraestructura de la ciudad, las autoridades turísticas han implementado una estrategia de dispersión de visitantes. El objetivo es animar a los turistas a explorar otras zonas de la ciudad, como barrios menos concurridos y pueblos de los alrededores. Algunas líneas de cruceros también han ajustado sus horarios para evitar congestiones de tráfico, y se están considerando otras medidas para distribuir la afluencia de visitantes por toda la región.
En lugar de buscar acabar con el turismo de cruceros, la mayoría de las partes interesadas coinciden en la necesidad de hacerlo más sostenible. El objetivo es reducir el impacto ambiental, garantizar la preservación de la calidad de vida de los residentes locales y seguir beneficiándose de las ventajas económicas del sector.
Avanzando hacia un futuro sostenible
Con la ciudad mirando hacia el futuro, será crucial equilibrar los beneficios económicos del turismo de cruceros con la necesidad de proteger a los residentes locales y el medio ambiente. Con la instalación de energía eléctrica en tierra en el horizonte y los esfuerzos para reducir la congestión en el centro, se están tomando medidas para abordar algunas de las preocupaciones. Sin embargo, será necesario hacer más para garantizar que el crecimiento del turismo no se produzca a expensas del encanto y la habitabilidad de la ciudad.
Los próximos años determinarán si la ciudad puede desarrollar un modelo que beneficie a todos, incluyendo a la industria de cruceros, la comunidad empresarial local, los residentes y el medio ambiente. De tener éxito, este enfoque podría convertirse en un modelo para otras zonas turísticas que enfrentan problemas similares. El reto será encontrar un equilibrio que permita seguir revitalizando la ciudad y, al mismo tiempo, proteger su singular litoral para las generaciones futuras.